La fotografía artística
Para muchos la fotografía es considerada un arte pero no toda fotografía es artística.
La artística es un tipo de fotografía que no resulta fácil de
definir. Sin entrar en los conceptos e ideas de arte, podemos decir que
una fotografía se considera artística cuando es creada por el autor con
el fin de transmitir un sentimiento o una sensación.
El propósito de la fotografía artística va mucho más allá de la mera
representación de la realidad. Las fotos artísticas no se toman sino que
se crean y dependen fundamentalmente de la creatividad del fotógrafo y
de su modo de plasmarla en una imagen.
En este tipo de imágenes la intencionalidad del fotógrafo cobra vital
importancia. Su humor, sus sentimientos, sus deseos y sus pensamientos
se hacen protagonistas de la imagen mucho más allá de la representación
física que queda plasmada en la foto.
El resto de la fotografía, la no considerada como artística, captura
los aspectos puramente físicos de algo sin la intencionalidad del
fotógrafo de transformar nuestro humor o estado de ánimo. Si bien es
cierto que existen fotografías que no son genuinamente ideadas por el
fotógrafo, sino que surgen delante de él, que transmiten sensaciones y
nos emocionan.
Este es uno de los ejemplos que ilustran eso de que la inmensa
mayoría de las imágenes pueden categorizarse de varias maneras, sobre
todo en lo que a fotografía artística se refiere debido a la
subjetividad de la principal característica de este tipo de fotos. Las
emociones.
Por lo tanto, este tipo de expresión artística habla más de su autor
que de su objeto o sujeto retratado. El escritor estadounidense John
Steinbeck decía que "la fotografía podía ser una extensión de la mente y
del corazón y que sería tan buena como el hombre que la hiciera".
A pesar de estas individualidades de la foto artística, también
intenta combinar la expresión de aspectos personales del fotógrafo con
cuestiones universales para poder acercarse a la mayor parte del
público.
Foto documental
Se conoce como fotografía documental a aquella que representa fielmente y congela un fragmento de la realidad.
Aunque la fotografía documental puede responder a varias y amplias
definiciones, el concepto más extendido y al que nuestro inconsciente
está acostumbrado es el que dice que la foto documental nace con la
intención de plasmar la realidad en una imagen fija.
Puede entenderse que todo tipo de fotografía es documental ya que
muestran algo que está ocurriendo delante de la cámara en su sentido más
estricto. Si bien este tipo de foto sólo hace referencia a las imágenes
que se convierten en pruebas y evidencias de que un evento ha pasado y
que seguiría siendo así de no haber estado el fotógrafo.
Estos eventos son registrados con la cámara del fotógrafo de la
manera más objetiva posible aunque el encuadre y la composición pueden
afectar a este aspecto tan importante del documentalismo fotográfico.
Como el objetivo final de este tipo de foto es informar y, como su
nombre indica, documentar un hecho, lo habitual es que estas fotografías
constituyan una serie o grupo. Estas series de fotos documentales
ilustran y reflejan de un modo más fidedigno los acontecimientos en
grupo que individualmente.
La foto documental a menudo es confundida con otros tipos de
fotografía como la fotografía de prensa o periodística debido a que el
destino final de muchas de las imágenes documentales ha acabado siendo
la publicación prensa pero no son lo mismo. Mientras que la fotografía
documental tiene como primordial requisito ser objetiva, la fotografía
publicada en prensa no tiene porqué serlo y, de hecho, normalmente no lo
es.
A lo largo de la historia han existido numerosos fotógrafos
documentales que se han llegado a ser maestros de la imagen y los cuales
son auténticos referentes para los amantes de la fotografía actual.
Nombres como Dorothea Lange y fotografías como la serie llamada
"Madre Migrante" se han convertido en iconos de la foto documental.
Walker Evans o el brasileño Sebastiao Salgado han sido y son auténticos maestros del fotodocumentalismo.
La fotografía para publicidad
La fotografía publicitaria o para publicidad es uno de los campos más creativos dentro del mundo de la imagen.
La fotografía publicitaria es aquella que nace con el fin de
anunciar, dar a conocer y vender un producto. Nació con la única
intención de mostrar lo que el anunciante quería vender y hacer saber a
la gente de su existencia y ha ido transformándose en la baza más
importante de las campañas de publicidad.
En fotografía publicitaria poco queda de aquellos primeros anuncios
en los que sólo se enseñaba el producto y se exclamaba alguna de sus
virtudes. Hoy en día, estos productos llevan añadidos valores que, o
bien la publicidad quiere resaltar, o es ella misma la que se los
otorga.
Características de la fotografía publicitaria
1. La primera de estas características es atraer la atención del
público. Hacerla llamativa de un modo en el que no pase desapercibida
para el cliente potencial y pueda ser recordada en el futuro.
2. El anunciante tiene una idea que ha de ser plasmada en la foto; si
esto no se consigue o se provoca el efecto contrario puede tener
consecuencias nefastas.
3. Empujar al cliente a comprar el producto. Una vez captada su
atención y transmitida la idea del anunciante el destino final de la
foto comercial debe ser estimular la compra.
Además de todo esto, dar una buena imagen resulta primordial por lo
que se ha de ser cuidadoso con el mensaje transmitido o la fotografía en
sí misma.
Para todo esto existen numerosos recursos fotográficos y de
postproducción que hacen de la foto publicitaria unas de las más
creativas dentro del sector.
Existen varias maneras de transmitir ese mensaje connotativo al
espectador. Es decir, ese mensaje subjetivo que añade valores al
producto.
El ejemplo más creativo suele ser la metáfora que compara lo que
vemos con las características que el anunciante quiere darle al
producto.
Uno de los recursos más utilizados en fotografía publicitaria para
conseguir su finalidad, es decir, llamar la atención, permanecer en la
memoria del cliente y realizar la compra final, suele ser el sexo.
La publicidad está inundada de connotaciones eróticas y el sexo ha
sido utilizado como instrumento de persuasión casi desde los orígenes de
la publicidad. Incluso a veces de manera subliminal.
Fotografía de moda
La fotografía de moda nos inunda cada día. En la prensa, las revistas, marquesinas y escaparates.
La fotografía de moda es una parte de la fotografía publicitaria que
se ha convertido en un género en sí mismo digno de mención aparte.
Como buena fotografía publicitaria cumple con las mismas
características básicas y los mismos propósitos. Esto es: Llamar la
atención del público, quedarse en su recuerdo y sobretodo incitar a la
compra del artículo fotografiado.
En el caso de la fotografía de moda, estos artículos no sólo harán
referencia a piezas de ropa sino también a sus complementos, accesorios,
maquillajes y cosméticos. Vestidos, camisas, bolsos, relojes, etc. son
los protagonistas de estas imágenes junto con los modelos que los lucen.
En muchos de los casos, no sólo se vende la prenda de ropa en sí,
sino que también el o la modelo, y la fotografía en sí misma, se
convierten en un producto que se puede comercializar.
Aunque el fin último de la foto de moda sea comercial, también
necesita demostrar un dominio de la técnica y una creatividad que hacen
de ella un género realmente difícil de dominar.
No sólo la originalidad y la inventiva vende productos y deben ser
características fundamentales del fotógrafo de moda. El control absoluto
de la puesta en escena y la iluminación diferenciarán a un profesional
de otro.
La iluminación será uno de los factores fundamentales no sólo porque
imprima el carácter de la foto con sus luces y sombras sino porque nos
permitirá realzar volúmenes de las prendas, marcar o disimular texturas
de los tejidos, suavizar o resaltar colores, etc.
El trabajo soñado de todo el que empieza en la fotografía de moda es
encargarse de la campaña de alguna marca o firma pero la foto de moda
también abarca la fotografía de catálogos y la de desfiles y eventos.
En cuanto a los grandes fotógrafos de moda sería imposible nombrar a
los más importantes porque la lista es extensísima. Desde Helmut Newton,
pasando por Mario Testino, hasta David LaChapelle sin olvidarnos de
Oliviero Toscani, Annie Leibovitz o el español Eugenio Recuenco.
Todos ellos han colaborado con las más prestigiosas revistas y han
hecho de este género fotográfico toda una institución en el mundo de la
imagen.
El retrato
Los retratos son el tipo de fotografía más común entre los fotógrafos profesionales y los aficionados.
El retrato no por ser el tipo de fotografía más extendida resulta,
también, la más fácil, ni mucho menos. Conseguir un buen retrato es
mucho más difícil de lo que en principio pueda parecer.
Con los retratos, no sólo hemos de tener en cuenta aspectos como la
iluminación, la composición o el encuadre, sino que hemos de intentar
reflejar la personalidad o los sentimientos del sujeto retratado. Esta
es la cuestión que añadirá dificultad a toda la técnica fotográfica que
podemos dominar.
Un fotógrafo no debe hacer retratos sin tener en cuenta el carácter o
el humor del individuo que tiene en frente. En caso contrario, la
fotografía resultante no será más que una representación gráfica de un
ser humano. Un buen retrato debe transmitir el estado de ánimo del
sujeto en el momento del disparo y para ello es importantísimo observar a
la persona que se pretende retratar.
Al fotografiar a personas es muy importante que se les vea bien. Hay
muchas formas de resaltar la fisonomía del personaje jugando con la luz,
el fondo, la perspectiva y la composición.
En el caso de la luz, es importante que el sujeto tenga sombras en la
cara que resalten sus facciones, si no es así, aparecerá una cara
"plana" sin relieve. Una luz de relleno lateral puede ayudar.
Para sacar un buen retrato hay que tener en cuenta todos los
elementos que saldrán en la foto, incluido el fondo. Lo más recomendable
es restarle importancia desenfocándolo. De esta forma se resaltará al
sujeto y no se desviará la atención.
En cuanto a la composición, depende de si se quiere hacer un primer
plano o no. En cualquier caso hay que tratar de que el sujeto ocupe
buena parte de la imagen y sea el protagonista de la misma.
El objetivo perfecto para el retrato del rostro suele ser el que
conocemos como "normal" de 50 o 35 mm según la película o sensor. Los
teleobjetivos evitan las distorsiones de la perspectiva (la nariz o
mentón pronunciados) provocadas por el acercamiento excesivo de la
cámara a la cara y permiten acortar la profundidad de campo para
desenfocar el fondo.
En los primeros planos, una nitidez acentuada puede poner en relieve
posibles defectos de la piel del sujeto. Para suavizar la imagen se
puede colocar un filtro difusor que aporta al retrato un aire romántico,
permitiendo disimular las imperfecciones del rostro; aunque, eso sí,
también puede imprimir un carácter bastante artificial a la foto.
Fotografiar deportes
Para tomar una buena fotografía de deportes hay que estar muy atento y ser paciente.
La fotografía de deportes ocurre a gran velocidad delante de nuestros
ojos y, en consecuencia, habrá que estar siempre alerta, con el ojo en
el visor y el dedo preparad para pulsar el disparador.
Está de más decir que para sacar una buena fotografía deportiva hay
que conocer las fases más importantes del deporte que se pretende
fotografiar. Esto ayudará a prever el desarrollo de la acción y a
efectuar el disparo en el momento ideal y justo. Estos conocimientos,
junto con la espontaneidad del fotógrafo, la cámara adecuada y,
sobretodo, con las lentes correctas, son absolutamente esenciales para
poder capturar la dinámica y congelar el momento crítico en cualquier
deporte.
Las lentes más recomendadas para tomar fotos en eventos deportivos
son los teleobjetivos. De hecho, en la mayoría de los deportes se
convierten en casi obligatorias si queremos tomar una buena foto y
conseguir un auténtico acercamiento al deporte que fotografiamos.
Sin estos objetivos, en la mayor parte de los casos sólo lograríamos
un plano general de la actividad deportiva, sin poder llegar a ver la
expresión del deportista. Le faltaría lo más importante.
Cuando fotografiamos deportes nos encontramos con una cuestión que no
es fácil de manejar sin experiencia. Esta cuestión es el enfoque.
Nuestra cámara debe ser capaz de enfocar precisa, rápidamente y de un
modo automático para que nos permita capturar la acción sin perder
detalle ni nitidez.
Muchas de las cámaras de fotos tienen diferentes modos de enfoque
automático y para la fotografía deportiva lo más adecuado sería poder
ponerla en el modo llamado Servo Continuo en cámaras Nikon y Al Servo en cámaras Canon.
Estos modos permiten mantener enfocado al sujeto mientras tengamos
pulsado el disparador a la mitad y movemos la dirección del objetivo.
Algunos teleobjetivos, los más caros por supuesto, incluyen un
estabilizador de imagen integrado. Si no podemos permitírnoslos los
dispositivos electrónicos de la cámara compensan el movimiento
accidental de la cámara y producen tomas con teleobjetivos manuales, a
menudo, bien definidas.
Como consejo para tomar estas fotos sirva decir que el momento ideal
para apretar el botón del disparador suele ser unas décimas de segundo
antes de que se produzca la acción. De esta forma se le da tiempo tanto
al fotógrafo como al sistema de la cámara para realizar la toma.
Fotografía subacuática
No estamos acostumbrados a ver lo que ocurre bajo el agua. Por eso, las fotografías subacuáticas nos llaman tanto la atención.
La fotografía subacuática además de divertida, resulta fascinante.
Las fotos que tomamos bajo el agua nos enseñan un mundo del que
normalmente no disfrutamos y que puede ser asombroso.
Hacer fotos bajo el agua no resulta técnicamente fácil y necesitamos
un equipo especial que nos permita tomar las fotografías sin dañar
nuestra cámara.
Equipo necesario
1. Cámara sumergible: Lo primero que necesitaremos es una
cámara que sea capaz de sumergirse en el agua y funcionar sin sufrir
daños. Estas cámaras están perfectamente selladas por lo que el agua no
podrá entrar al interior de su mecanismo y estropearlo. En el mercado
existen multitud de modelos y, sobretodo, multitud de calidades y
precios.
La principal diferencia, además de las ópticas, materiales, etc. está
en la profundidad a la que la cámara puede trabajar con seguridad de no
estropearse por la presión del agua.
2. Carcasa estanca: Si quieres usar tu cámara de fotos y ésta
no es sumergible puedes conseguir una carcasa en la que no le entre
absolutamente nada de agua y puedas manejar todos los controles.
Como en el resto de productos, hay infinidad de calidades y de
opciones. Desde las más baratas para aficionados que no se sumerjan a
grandes profundidades, hasta las carcasas profesionales que soportan la
presión del agua a muchos más metros de profundidad.
3. Equipo de iluminación: Debajo del agua la luz cobra una
importancia igual o superior a la que tiene fuera de ella. Los rayos de
luz van siendo absorbidos y se van dispersando a medida que la
profundidad aumenta por lo que necesitaremos una fuente de luz externa.
La luz de los flashes también sufrirá esa absorción y dispersión por
lo que las partes más lejanas de la escena tampoco se iluminarán.
4. Objetivos: Debido a las condiciones de luz que tenemos bajo el agua conviene utilizar la lente más luminosa que podamos.
Antes de utilizar todo el equipo conviene probarlo convenientemente,
tanto la cámara como la carcasa y los flashes. Debemos acostumbrarnos a
su uso, que será sensiblemente diferente al que le demos fuera del agua.
Además, el medio acuático no nos permitirá entretenernos demasiado por
lo que, cuanto más dominio del equipo y más acostumbrados estemos a
manejarlo, mejores resultados podremos obtener.
Como norma general, las fotografías bajo el agua serán mejores cuanto
más cerca estemos del sujeto. Esto es debido a la falta de luz y a que,
cuanto más nos acerquemos, tendremos colores más vivos en las fotos.
Recordemos que a partir de 10 metros de profundidad, aproximadamente,
los colores se van perdiendo. El color rojo será el primero en
desaparecer.
Fotos aéreas
Con la fotografía aérea se consigue ver la tierra como la vería un ave en vuelo; por eso también se llama "a vista de pájaro".
La fotografía aérea es la rama de la fotografía en la que el papel
del fotógrafo poco a poco se va perdiendo debido a las nuevas
tecnologías.
Lo habitual es que, en las fotos tomadas desde el aire, se empleen
cámaras que realizan las tomas o bien automáticamente o a control
remoto. Aunque, por supuesto, en los orígenes de este tipo de fotos, los
fotógrafos tomaban sus imágenes ellos mismos subidos a algún medio de
transporte capaz de volar.
Con la llegada de los drones, esos pequeños aviones teledirigidos en
los que se puede instalar una cámara, la fotografía aérea ha ido
creciendo y llegando a lugares cada vez más recónditos con mucha más
facilidad y aumentando los campos en los que la fotografía aérea es
usada.
Las fotos tomadas desde el aire nos sitúan geográficamente y, con
frecuencia, nos permiten observar el mundo que nos rodea de un modo poco
habitual.
Tradicionalmente se ha utilizado en cartografía y geología para
estudiar los accidentes geográficos o en arqueología, con la que hemos
podido ver a vista de pájaro impresionantes construcciones. La
vigilancia y el reconocimiento militar ha sido otra de las funciones
tradicionales de la fotografía aérea.
Las fotografías desde el aire van, lógicamente, ligadas a un
dispositivo capaz de volar. Pueden realizarse desde aviones, avionetas,
globos, helicópteros, paramotores, parapentes, etc.
Si nos dedicamos a este tipo de fotografía como aficionados podemos
tomar nuestras imágenes desde aviones comerciales. Será importante
colocarse en el lado contrario al sol y delante de las alas para que
estas no entorpezcan la visión. Las mejores imágenes se obtienen poco
después del despegue del avión o poco antes del aterrizaje.
Además de la fotografía aérea, también está la conocida como Fotografía orbital.
En este tipo de fotos las cámaras están montadas en satélites que
orbitan al rededor de la tierra.
Algunos de estos satélites están
provistos de potentes teleobjetivos que producen imágenes de alta
definición y con inmensas resoluciones con los que pueden observarse
detalles realmente asombrosos.
La fotografía orbital ha sido utilizada en sus orígenes con fines militares, de espionaje y sobretodo meteorológicos.
La fotografía aérea puede ser vertical, si el plano de la tierra está
totalmente paralelo al plano de la imagen, o puede ser oblicua, si la
imagen ha sido tomada con cierta perspectiva.
Fotografía astronómica
La fotografía astronómica o Astrofotografía es mucho más que tomar una foto apuntando hacia el cielo.
La fotografía astronómica es un área especializada de la fotografía
que toma imágenes de astros, objetos en el espacio y retrata grandes
extensiones de cielo.
La astrofotografía
es llamada así siempre y cuando su principal protagonista sea el cielo y
sus objetos, tanto si las fotografías han sido tomadas por la noche con
una cámara corriente como con un sofisticado telescopio.
El principal problema de la fotografía astronómica radica en que el
sujeto nunca está quieto. A medida que la tierra gira sobre su eje el
campo de visión de una cámara o de un telescopio fijo barre el
firmamento.
Las estrellas dejan un rastro luminoso cuya longitud es proporcional
al tiempo de exposición. Si se utiliza una cámara réflex con un objetivo
normal, aparecerán imágenes alargadas de las estrellas a cualquier
exposición que esté por encima de los 20 segundos.
Con exposiciones más
largas se consigue el efecto conocido como star trails, trazos estelares o rotación estelar, muy popular entre los aficionados a la astrofotografía.
Para evitar estos rastros existen monturas especiales que permiten el
seguimiento de los astros para que estos aparezcan fijos en nuestras
fotos. Estas monturas hacen lo que se llama una alineación polar y
pueden ser de dos tipos, acimutales y ecuatoriales. Las más comunes en
fotografía astronómica son las monturas ecuatoriales.
La alineación polar consigue que podamos seguir a las estrellas en su
trayectoria para que no dejen rastro en nuestras fotografías con largas
exposiciones.
En el ámbito de la ciencia, la fotografía ha desempeñado un papel muy
importante. Al tomar una fotografía con telescopio, los astrónomos
obtienen imágenes exactas de la situación y brillo de los cuerpos
celestes. Si comparamos fotografías de la misma zona del cielo tomadas
en diferentes momentos se pueden detectar los movimientos de ciertos
cuerpos celestes, cómo los cometas.
Este tipo de fotografía ha ido evolucionando a pasos agigantados.
Desde la puesta de placas fotosensibles en los telescopios a los
modernísimos telescopios electrónicos de la actualidad.
Las mejores fotografías de estrellas y nebulosas se lograrán en
noches frías y claras, se debe prestar atención a la formación de rocío
en el objetivo. Para fotografiar la luna y los planetas más cercanos
suele ser preferible un cielo neblinoso ya que la turbulencia
atmosférica es generalmente menor. La altura del horizonte deberá ser lo
mayor posible. Lo mejor es disparar desde un punto alto y alejado de
las luces.
Para fotografiar constelaciones, planetas y cometas sólo es necesario
una cámara y un trípode. Con ellos se puede fotografiar el cielo
visible desde una latitud determinada. Una montura ecuatorial y una
exposición de unos 30 min, revelará multitud de estrellas invisibles al
ojo desnudo. Hay mapas astrales que aparecen en publicaciones
especializadas y que nos informarán sobre lo que se puede fotografiar en
cada mes.
Las fotos de noche
La ausencia de luz natural no es impedimento alguno para sacar la cámara de fotos y disparar.
La fotografía nocturna es una rama de la fotografía que, como su
nombre indica, toma las imágenes cuando llega la noche. Como sabemos, la
fotografía es luz y, en principio, parece que la noche nos puede
significar la ausencia de luz; pero nada más lejos de la realidad.
Con la llegada de la noche las luces de las ciudades se encienden.
Los faros de los coches, los escaparates, las marquesinas, los neones,
las estrellas y la luna. Todo ilumina el entorno y el paisaje y la
fotografía nocturna se encarga de retratarlo lo mejor posible.
Las condiciones de luz determinarán qué técnicas y qué accesorios
serán necesarias para la fotografía. Para sacar fotos por la noche, hay
un accesorio que se hace imprescindible: el trípode.
Al tener poca iluminación, necesitaremos abrir el diafragma y
aumentar la velocidad de obturación por lo que las fotos saldrán, con
total seguridad, movidas o trepidadas si no usamos un trípode.
A pesar de que usemos trípode y la cámara se mantenga estable, los
elementos móviles de la escena que tengamos delante saldrán movidos en
la foto. Sólo los elementos fijos de la situación que retratemos no
saldrán borrosos.
Es por esto que al fotografiar por la noche una calle, por ejemplo,
todos los objetos que la componen, edificios, farolas, semáforos, etc
saldrán nítidos en la imagen salvo aquellos que estén en movimiento como
gente andando, árboles si hay viento o coches. A esto se deben las
estelas que dejan los vehículos en algunas fotografías nocturnas.
Pintar con luz
Otra técnica fotográfica que se practica en ausencia de luz son los llamados Fisiogramas,
también conocidos como Pintar con luz. Estas imágenes se consiguen
tomando una foto de un elemento luminoso en movimiento, normalmente
puesto ahí por el fotógrafo para crear una imagen concreta.
Para tomar este tipo de fotografías es necesario que la cámara
realice una exposición larga, tanto como nos dé tiempo a pintar con luz
lo que queramos.
Para ello lo más habitual es utilizar el modo Bulb de nuestra cámara y
tener el obturador abierto el mayor tiempo posible. Lo más común es
usar linternas para dibujar con la luz pero podemos usar cualquier tipo
de fuente luminosa, leds, velas, fuego o bengalas darán resultados
espectaculares.
Otra de las técnicas más utilizadas en fotografía nocturna es el conocido como Bokeh. El bokeh es un término que significa desenfoque y que según cómo sea nos determinará la calidad del objetivo que usemos.
En el caso de la fotografía nocturna, este desenfoque se produce en
los puntos de luz provocando imágenes con un encanto especial.
Fotografía científica
La fotografía y la ciencia han ido de la mano desde la invención de la primera cámara fotográfica.
La fotografía científica ha existido casi desde los inicios de la
fotografía. Desde que Henry Fox Talbot publicara "El lápiz de la
naturaleza", ciencia e imagen se han apoyado mutuamente convirtiéndose
en un tándem importantísimo para el avance de ambas.
En la actualidad la fotografía científica se encarga de inmortalizar
experimentos, ilustrar y representar información científica y acercar al
ojo humano cuestiones que, sin la ayuda de esta, no podría ver. Para
ello se vale de múltiples disciplinas como la fotografía ultravioleta,
la fotografía infrarroja, las imágenes térmicas o los rayos X.
En el campo de la investigación científica y en la medicina las
placas y películas fotográficas se encontraban, hasta hace bien poco,
entre los elementos más importantes. Muchos de los grandes avances de la
ciencia se han dado en torno a la fotografía o se han visto influidos
directamente por ella. La radiactividad, por ejemplo, fue descubierta al
ennegrecer accidentalmente una película fotográfica y la Teoría de la
Relatividad de Einstein sólo pudo ser validada usando fotos.
Muchos instrumentos ópticos utilizados en labores científicas, como
son el microscopio, el telescopio o el espectroscopio, se pueden
utilizar también para obtener fotos.
Otros instrumentos, como los microscopios electrónicos, osciloscopios
y terminales de ordenador, están equipados también con mecanismos para
tomar fotos o con adaptadores que permiten el empleo de una cámara
normal. En los laboratorios se solían utilizar cámaras Polaroid para
obtener imágenes de los resultados de la investigación con rapidez. Hoy
en día, con las cámaras digitales todo el proceso se ha acelerado.
Una de las actividades más importantes en la investigación sobre la
física de partículas, es el estudio de miles de fotos tomadas en las
cámaras de burbujas de los detectores de partículas, con el fin de
encontrar interacciones entre ellas. Mediante el uso de películas
especiales se puede fotografiar directamente el rastro o la estela de
partículas cargadas.
Las radiografías
La fotografía que capta y produce imágenes de rayos X, llamada
radiografía, se ha convertido en un importante medio de diagnóstico en
el campo de la medicina. La radiografía utiliza potentes rayos X o
gamma. Además del uso que todos conocemos se emplea también para
descubrir defectos estructurales y de soldadura en recipientes de
presión, tuberías y piezas mecánicas, en especial, aquellas que son
esenciales por medidas de seguridad, como las de centrales nucleares,
aviones y submarinos.
En muchos casos la película, protegida de la luz en un envoltorio
estanco, se aplica contra un lado del objeto mientras que el propio
objeto recibe la radiación desde el otro.
La fotografía de los rayos X se utiliza también para estudios estructurales de materiales cristalinos.
Con el desarrollo del láser, una técnica llamada fotografía sin
lente, la holografía, es capaz de reproducir imágenes en tres
dimensiones.
Fotomacrografía (y macrofotograía)
La fotografía de acercamiento comprende a todas aquellas que aproximan al objeto y nos lo hacen más grande a nuestros ojos.
La fotografía de aproximación nos permite ver detalles del mundo que
nos rodea que nos son muy difíciles de otra forma. Con esta fotografía
podemos acercarnos tanto a los objetos y sujetos cotidianos que
descubriremos multitud de detalles ajenos a nosotros hasta el momento de
la foto.
En fotografía de aproximación existe una confusión entre los términos macrofotografía y fotomacrografía. La macrofotografía
no es más que la reproducción de una foto a gran tamaño. Este término
estaba más justificado y era más usado antes de la existencia de la
fotografía digital, ya que se hacía un uso real de él. Cuando las copias
se ampliaban en el laboratorio a gran tamaño se estaba haciendo una
macrofotografía.
De un tiempo a esta parte, el término macrofotografía se ha
confundido y se ha usado con el mismo significado que fotomacrografía.
La fotomacrografía consiste en tomar fotos de los objetos
acercándose tanto que el tamaño del objeto en la película o en el sensor
sea igual o superior al que tenga en la vida real. Es decir, que tenga
un ratio de aspecto de entre 1:1 a 25:1.
A partir de 25:1 entramos en lo que llamamos Fotomicrografía.
En este tipo de fotografías los objetos son tan pequeños que
necesitaremos de un microscopio para poder verlos. No hay que confundir
la fotomicrografía con la microfotografía. Como pasa con su "hermano
mayor" las microfotografías son las imágenes más pequeñas de lo habitual
y la micropelícula. Aquella que tan famosa se hizo con las películas de
espionaje.
Por lo tanto, los términos correctos para este tipo de fotografía son Fotografía de aproximación,
para todos aquellos objetos de menos de 1 metro y hasta 10 cm. Es
decir, fotografías con un ratio de aspecto entre 1:10 y 1:1. Fotomacrografía y Fotomicrografía.
Para la fotografía de aproximación no necesitamos ningún accesorio
adicional. Con acercarnos al objeto o el enfoque "macro" que traen
muchas de las nuevas cámaras digitales será suficiente. En cambio, para
la fotomicrografía necesitaremos, como ya dijimos, un microscopio. Para
hacer fotomacrografía el número de accesorios aumenta, yendo de los que
ofrecen mejores resultados, y son, por lo tanto más caros, a los que
pueden conseguirse por pocos euros pero que devuelven una imagen de peor
calidad.
Por este orden estos accesorios son: objetivos macro, los fuelles y tubos de extensión, las lentes de aproximación y los anillos de inversión.
Fotografía microscópica
A través del microscopio pueden fotografiarse los más variados y extraños objetos que nos podamos llegar a imaginar.
La fotomicrografía o fotografía microscópica es aquella que necesita
de un dispositivo ampliador de la imagen como es el microscopio.
La fotomicrografía sirve para la documentación de la información
obtenida por el microscopio con un carácter científico y analítico.
Entre sus aplicaciones destaca su uso en biología (microbiología), en
medicina (microcirugía), en mineralogía para el estudio de los
materiales, o campos tan dispares como los microcomputadores o la
restauración de obras de arte, sin olvidarnos del ámbito policial o
jurídico.
Aunque a primera vista la fotografía microscópica pueda parecer que
está al alcance de sólo unos pocos, especialmente de los profesionales y
científicos, nada más lejos de la realidad.
No necesitamos grandes gastos de dinero ni equipos muy sofisticados
para tomar fotos microscópicas realmente sorprendentes. A día de hoy
pueden hasta tomarse fotos en el microscopio con un teléfono móvil.
Para sacar fotos microscópicas necesitaremos un microscopio, una
cámara de fotos, y un adaptador especial para que la lente de la cámara
pueda fotografiar a través del ocular del microscopio. Todos esos
aparatos pueden ser los que tengamos a nuestro alcance tanto si es una
cámara réflex como una compacta o microscopios baratos o profesionales.
Para realizar una fotomicrografía en primer lugar debemos colocar en
el microscopio lo que vayamos a fotografiar y enfocarlo con los
objetivos de éste. Después ponemos la cámara sobre el ocular del
microscopio con el adaptador o el soporte controlando que esté
correctamente sujeta, centrada y alineada y que la lente esté lo más
cerca posible del visor del microscopio, pero sin que lleguen a tocarse.
Este será el momento de ajustar el enfoque tanto con el microscopio
como con la cámara.
Existen varias técnicas para sacar fotos microscópicas en función del
tipo de microscopio que utilicemos y que nos dará una clase de imagen u
otra.
Campo luminoso: Se crea transmitiendo la luz a través del
espejo o de una lámpara incorporada debajo de la pletina. Esta técnica
es adecuada para sacar fotos de ejemplares translúcidos o transparentes
pero no para los opacos. Las fotografías resultantes tendrán un fondo
luminoso o claro.
Campo oscuro: Hay especímenes difíciles de observar con la
técnica de campo luminoso. Este tipo de ejemplares se verán más
fácilmente con la iluminación de campo oscuro. Se crea dirigiendo la
lámpara oblicuamente al ejemplar, normalmente, desde encima de la
pletina. Los ejemplares aparecerán brillantemente contrastados contra el
fondo. Con esta técnica las fotos que tomemos tendrán el fondo en tonos
negros.
Se aconseja quitar el espejo que algunos microscopios traen para que no refleje luz hacia el objetivo.